El nombre Alpine resuena cada vez más fuerte en el universo de la Fórmula 1. La escudería francesa, heredera de una rica y compleja tradición que abarca más de medio siglo, no solo representa la continuidad del legado de Renault en la Máxima, sino también el espíritu competitivo de una marca que nació en los caminos del rally y hoy sueña con volver a lo más alto. En ese viaje de evolución y reinvención, Alpine suma ahora una nueva pieza a su ambicioso rompecabezas: el argentino Franco Colapinto, una de las mayores promesas del automovilismo sudamericano.

La historia de Alpine comenzó en 1955, cuando Jean Rédélé, un joven concesionario de Renault en Dieppe, fundó la marca con una filosofía clara: fabricar coches livianos, ágiles y divertidos de conducir. Rédélé no tardó en demostrar el potencial de su visión. Modificando modelos como el 4CV junto al diseñador Giovanni Michelotti, logró destacarse en competencias como el Rally de Dieppe, estableciendo las bases de una marca que conquistaría campeonatos de rally y que incluso ganaría las 24 Horas de Le Mans en 1978.

Alpine alcanzó la cima del rally mundial en 1973, ganando el primer campeonato de constructores de la historia del WRC. Sin embargo, la crisis del petróleo ese mismo año cambió el rumbo de la compañía. Renault adquirió el 70% de Alpine y la integró a su división deportiva. Aunque la marca se alejaría momentáneamente de la competición directa, su legado se fundió con el de Renault Sport, dando paso a una de las estructuras más influyentes del automovilismo.

En la Fórmula 1, el camino no fue lineal. Renault debutó oficialmente en 1977 con el RS01, el primer auto con motor turbo en la categoría, un avance revolucionario que marcaría la tendencia futura. Pero antes, Alpine ya había intentado su ingreso en 1968 con el modelo A350, que fue descartado por la baja competitividad del motor Gordini. El desarrollo tecnológico, sin embargo, se convirtió en una marca registrada del equipo, que evolucionaría en las décadas siguientes hasta convertirse en un actor protagónico.

La estructura que hoy compite bajo el nombre Alpine tiene sus raíces más profundas en Toleman Motorsport, equipo fundado en los 80 por los hermanos Ted y Bob Toleman. Aunque breve, su paso por la F1 dejó huella: en 1984 debutó allí un joven llamado Ayrton Senna, quien asombró al mundo con una actuación legendaria bajo la lluvia en Mónaco. Toleman fue luego adquirido por Benetton, y a su vez, este equipo pasaría a manos de Renault en 2000, completando una metamorfosis histórica. 

El punto más alto llegó en 2005 y 2006, cuando Fernando Alonso, bajo la dirección de Flavio Briatore, logró dos títulos mundiales consecutivos para Renault. Fue una era dorada que consolidó al equipo como uno de los grandes. Luego llegarían años de altibajos, el escándalo del “Crashgate” en 2009 que significó la salida de Briatore, y una nueva etapa como Lotus, antes del regreso pleno de Renault en 2016.

Con el objetivo de renovar su identidad, en 2021 la escudería fue rebautizada como Alpine F1 Team. Desde entonces, ha alternado momentos de brillo —como la victoria de Esteban Ocon en Hungría 2021 y los podios de Alonso y Pierre Gasly— con temporadas irregulares. En 2023, un remezón estructural incluyó la salida del jefe de equipo Otmar Szafnauer y el retorno de Briatore como asesor. Alpine finalizó sexta en el campeonato y logró un doble podio en Interlagos, señales de que el equipo quiere volver a ser protagonista.

En medio de esa reconstrucción aparece Franco Colapinto, quien luego de un sólido paso por Williams como piloto reserva, fue incorporado por Alpine para 2025. Con apenas nueve carreras en la temporada 2024, el joven argentino dejó una fuerte impresión en el paddock. Alpine lo sumó a su plantilla en un momento de transición, apostando a su proyección como futuro titular.

“Lo que me divierte es ver a mi equipo ganar”, dijo Flavio Briatore recientemente. Su regreso busca recrear la mentalidad competitiva que lo llevó al éxito en los 90 y 2000. Con la experiencia del italiano, el talento emergente de pilotos como Colapinto y una estructura que busca solidez, Alpine mira al futuro con ambición.